El todavía marido de Demi Moore asistió al GQ Gentleman’s Ball, y lo hizo llevando en su mano el anillo que dice que aún está casado con la actriz. Una declaración de intenciones que supongo que querrá decir que estará haciendo lo posible por salvar su maltrecho matrimonio. Y con una cara dura de espanto, porque quizás no recuerde que si eso funciona mal, es a causa de una veintiañera que se metió en su cama.
El caso es que en la gala se echó en falta a Demi, ya que Ashton Kutcher y señora debían recoger un galardón concedido por la revista por su labor al frente de la Fundación Real Men Don’t Buy Girls, dedicada a combatir la prostitución infantil en el mundo. Un reconocimiento muy merecido, por todo el trabajo que está realizando esa ONG.
Pero fue él solo el que tuvo que subir al estrado y, de manera muy efusiva, tal y como se puede apreciar en las imágenes, agradeció a todos el esfuerzo y la oportunidad que le brindaron para hablar sobre lo que hace la fundación. Y lo hizo, como siempre, elegante y con un sobrio traje gris que le quedaba muy bien. Y con eso en la cabeza.
Que oye, no voy a ser yo quien acuse a nadie de llevar cosas inapropiadas. Faltaría más. Es solo que llevar un elegante traje, de esos que caen bien y te dan presencia, con semejante complemento, pues parece que pierda toda la fuerza. Que no es que le quede mal, es que no pega ni con cola.
De todas maneras, el complemento que todo el mundo quería ver sí estaba, el famoso anillo estaba en su dedo y se le notó triste y cariacontecido (me encata esa palabra) cuando en la pantalla que coronaba el escenario mostraba imágenes de la pareja en actos de la Fundación. Un síntoma claro de que quizás no esté todo dicho y que sus esfuerzos se centran ahora en recuperar a su mujer. ¿Lo conseguirá?
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