Hoy se han presentado al público los trabajos realizados por el equipo de restauración
El Ministerio de Cultura ha invertido 2,3 millones de euros en los últimos cinco años en la restauración de la catedral de Murcia
El Ministerio de Cultura ha culminado la restauración de la cajonería de la catedral, que hoy se ha presentado y abierto al público para que murcianos y visitantes puedan contemplar los trabajos realizados. Acto en el que han estado presentes el delegado del Gobierno en Murcia Rafael González Tovar, junto con el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, la técnica del Instituto de Patrimonio Cultural de España, Laura Ceballos, y el deán de la catedral de Murcia, José Antonio Trigueros.
Según ha indicado la representante del Instituto de Patrimonio Cultural de España y directora del proyecto, Laura Ceballos, "la Cajonería de esta Sacristía no es simplemente un mueble sino una magnífica obra escultórica del renacimiento, con una notable influencia del mueble italiano rico, lujoso y con decoración suntuosa e imaginativa".
Descripción de la cajonería
La cajonera se compone de un armazón interior de madera de pino (pinus nigra, L.) formado por un entramado vertical unido a la pared que sujeta la estructura del frente de la cajonera. Sobre este armazón oculto, de buena carpintería, se unen mediante ensambles y clavos ocultos los relieves en madera de nogal (juglans regia, L.) que dan forma al mueble.
Se articula en un cuerpo bajo, con cajones que se arriman a la pared, donde se conservan los ropajes litúrgicos, muy costosos desde la antigüedad. El cuerpo superior, exclusivamente decorativo excepto por los dos armarios que flanquean la entrada, reviste la pared en todo su perímetro, y es el que le confiere su aspecto monumental. En él destaca la cornisa volada aparentemente sostenida por niños o putti en posturas cambiantes, y rematada por una fina y delicada crestería formada por dragones, mascarones y fruteros. De esta crestería sólo conserva un tramo original, siendo el resto añadidos históricos y zonas reproducidas en esta restauración a partir de los fragmentos encontrados tras el mueble en el desmontaje.
La talla representa el repertorio ornamental típico del renacimiento: los motivos a candilieri, y los motivos de grutescos, o motivos muy creativos de jarrones, fruteros, tallos de vegetales, máscaras que se entrelazan entre sí , seres humanos que se metamorfosean, etc, según el diseño de Jacobo Florentino. Los doce fondos o entrepaños se decoran con grutescos que rodean un medallón central con las efigies de los doce apóstoles en perfil. Los huecos centrales los ocupan las puertas de acceso, la hornacina barroca con una inmaculada en piedra policromada atribuida a Salzillo o su escuela, y el magnífico relieve del "Llanto sobre Cristo".
En este mueble se pueden apreciar diferentes manos en la ejecución de la talla, como corresponde a la información que procede de las cuentas catedralicias, pero es difícil concretar qué partes fueron ejecutadas por cada maestro. Es mas sencillo precisar qué partes fueron ejecutadas en época barroca cuando un incendio destruyó en 1689 una de las esquinas del mueble y tuvo que ser repuesta con relieves a imitación de los renacentistas. Sin embargo, su sistema constructivo fue mucho mas tosco que el empleado en el renacimiento. En el siglo XVIII se añadieron además remates en las cresterías y una hornacina barroca para albergar una escultura en piedra de la Inmaculada Concepción.
La cajonera, que reviste todo el perímetro del recinto, fue diseñada por Jacobo Florentino, artista del renacimiento italiano al que también se le encargó el diseño y la ornamentación de la torre de la Catedral en los años 1521-26. Por el fallecimiento de éste, su trabajo lo continuó Jerónimo Quijano y un equipo de colaboradores hasta terminarla alrededor de 1530. Para ello encargaron madera de pino en la estructura de soporte y de nogal para las zonas "nobles" del mueble, decoradas con impresionantes relieves.
Situación previa de la cajonería
El conjunto sufrió a lo largo de la historia una serie de avatares y transformaciones que modificaron su concepción original. Un incendio destruyó, en 1689, un lienzo completo del mueble y afectó a parte de los cajones, lo que motivó su reconstrucción. El encargo recayó en Gabriel Pérez de Mena, sobrino de Pedro de Mena pero fue concluido por otro escultor, Juan Antonio, en 1706. Poco después, se le añadieron unos remates en las cresterías y una hornacina barroca para albergar una talla de piedra policromada de la Inmaculada Concepción.
La cajonería se encontraba afectada por la humedad que se filtraba por el basamento de la Catedral. Por ello su estructura presentaba pudrición por hongos y ataques de insectos. Asimismo, presentaba importantes problemas de estabilidad física al haberse desprendido toda la crestería. La restauración llevada a cabo por el Instituto del Patrimonio Cultural de España ha consistido en el desmontaje y posterior montaje del mueble para, aprovechando la cámara existente bajo la sacristía, mejorar la ventilación y minimizar la acumulación de humedad garantizando, de esta forma, unas condiciones óptimas de conservación. Además, se ha realizado una desinsectación y limpieza de la madera y se han repuesto piezas perdidas con el fin de devolver al mueble su estabilidad y belleza originales. Finalmente, se ha realizado una documentación precisa y excepcional de las técnicas utilizadas por la ebanistería renacentista.
Para solventar los importantes problemas de humedad que sufría la torre y otras zonas de la Catedral, durante los años 2007 hasta el 2009 se realizó una intervención consistente en la realización de una cámara de aireación exterior en torno a la torre, y otra cámara de aireación interior bajo el suelo de la Sacristía Mayor y ropero anexo, todas ellas conectadas. Ello ha permitido secar los muros y eliminar la humedad por ascensión capilar que estaba pudriendo los elementos estructurales de la madera.
Para la ejecución de las obras fue necesario desmontar la cajonera en el año 2009, circunstancia que ha sido aprovechada para poder realizar un tratamiento de desinsectación por gases inertes. Para ello la cajonera se desmonta pieza a pieza, siguiendo un sistema de clasificación riguroso donde cada pieza original lleva unas coordenadas de localización exactas, de acuerdo a un plano elaborado a escala.
Tras esta fase, se plantea en 2010 un proyecto de montaje que contemple el estudio, conservación y restauración integral de la cajonera. En resumen, los trabajos se iniciaron en Junio de 2010, terminando la ejecución material en Abril de este año. Actualmente se está terminando la memoria final con el análisis de los datos aportados en este trabajo que completen el estudio exhaustivo que se ha realizado de la cajonera durante la restauración.
El tener una pieza de estas características desmontada es una oportunidad única para realizar un estudio sobre los sistemas de ensamblaje y carpintería a lo largo de la historia. Durante este proceso se descubre importante información que ha permanecido oculta desde su construcción, como las trazas o dibujos preparatorios de motivos decorativos, y los sistemas de ensamblaje originales, y de ambos se ha guardado el registro gráfico.
¿Cómo se ha restaurado la Cajonera?
Trabajan simultáneamente dos equipos: uno encargado de la limpieza y restauración de los elementos decorativos, y otro especializado en la carpintería de refuerzo y montaje de la estructura que soportará la decoración. Paralelamente hay una persona encargada del registro gráfico de los elementos para el estudio de esta pieza en el futuro.
En general, los primeros meses en una obra de conservación de esta envergadura se dedican al reconocimiento del objeto y sus patologías, mediante:
Clasificación y estudio de las piezas que componen la cajonera, replanteando las piezas y revisando los faltantes para su reconstrucción.
Estudios históricos que expliquen las modificaciones sufridas por el mueble. Se consulta el archivo en busca de documentación .
Realización de pruebas analíticas para determinar la secuencia de revestimientos en la madera, cotejando esta información con los datos históricos encontrados en los libros de fábrica de la Catedral.
Realización de las pruebas de los tratamientos de limpieza y consolidación.
La secuencia de tratamientos que han consumido más tiempo han sido la limpieza, donde se eligieron diferentes sistemas según las necesidades de cada zona. Todas las piezas, una vez clasificadas y replanteadas se limpiaron una por una con ayuda de disolventes y a punta de bisturí. Seguidamente se consolidaron para devolver a la madera la resistencia mecánica perdida por impregnación de resinas acrílicas donde era necesario, se unieron fragmentos sueltos, y se repusieron piezas faltantes mediante injertos de madera.
Se realizó carpintería de refuerzo en los elementos estructurales, mediante injerto de madera nueva en sustitución de las partes muy degradadas que no cumplían su función. Se instaló el taller de carpintería en la sacristía, donde se sanearon los muros y se enrasaron los largueros para salvar el desnivel del suelo y para que posteriormente no existan desajustes entre las piezas. Ello supuso la elevación del mueble (antes enterrado por el enlosado de mármol realizado en época barroca) unos 8-10 cms para apoyarlo sobre el nuevo nivel del suelo tras la ejecución de la cámara de aireación.
La carpintería más laboriosa ha sido la del cuerpo inferior, peor conservada y con mayores transformaciones y retoques antiguos. Los cajones se habían transformado de forma burda para hacerlos más grandes, a costa de romper y debilitar las pilastras que sostienen la encimera. Por esto se decidió devolver a los cajones sus dimensiones originales en los lados 3 y 4 para aumentar la resistencia de la estructura del cuerpo bajo, y cerrar la línea inferior de cajones con tapaderas practicables y tiradores de forja para posibilitar la ventilación y la limpieza de la zona en contacto con el suelo.
Se replantea y rediseña la estructura del mueble en el lado 1 y 2, para adaptarlo al sistema de construcción renacentista, mucho más sólido que la estructura barroca, muy debilitada. Se revisten los armarios, sustituyendo paneles de contrachapado de restauraciones recientes por paneles de madera de pino de primera calidad en el interior, y de nogal en las caras vistas.
Se ha sustituido el tramo de crestería adyacente a la ventana, que consistía en una burda copia mal ejecutada en el siglo pasado de madera de pino por una réplica de la original renacentista, donde se han insertado los fragmentos aparecidos tras el desmontaje.
El acabado final ha consistido en la igualación del color en las piezas repuestas y la aplicación de una capa fina de cera natural, para proteger la superficie de la absorción de polvo y suciedad, y que proporcione un aspecto similar al que tuvo en su origen, donde pueda apreciarse la calidad de la veta de la madera, y a la vez respetando el oscurecimiento natural que ha tenido el nogal a lo largo de casi 500 años.
El equipo de trabajo está formado por siete restauradores de Bienes Culturales y dos oficiales de ebanistería especializados en trabajos de carpintería de bienes culturales. El Instituto del Patrimonio Cultural de España tiene a su cargo la dirección técnica de los trabajos.
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