El culebrón de Lindsay Lohan tiene un nuevo capítulo para hacernos disfrutar. Si no recuerdo mal, la chica tenía hasta el próximo miércoles para presentarse ante el sheriff para ser trasladada a la cárcel del condado, donde iba a permanecer 30 días encerrada, luciendo ese modelito naranja que tanto favorece a los reos en Estados Unidos.
Pues bien, en lugar del miércoles, fue el domingo, a las nueve de la noche, cuando acudió a cumplir su condena al centro de Detención de Lynwood, California, y fue trasladada a prisión, donde hizo check-in, como si fuera en uno de esos hoteles donde acostumbra a quedarse la actriz en sus viajes. Pero no le dio casi ni tiempo de deshacer sus maletas.
Unas horas después, nuestra Lilo volvía a salir por la puerta, con la sentencia cumplida y sin necesidad de pasar ni un segundo más en el centro penitenciario. No, no ha sido un trato de favor por ser quien es. De hecho, si por la juez encargada del caso fuera, la rubia platino estaría allí dentro hasta que las ranas se peinaran con la raya al lado.
Ya lo comentó un portavoz de la oficina del sheriff. Siendo una condena tan corta, de solo 30 días, la ley le permitía cumplir solo una parte de la misma entre rejas. Y sí, podía salir en libertad condicional al poco de entrar. Supongo que todo eso, si entraba antes del miércoles, que era la fecha límite para su ingreso en prisión. Pues cuatro horas, fueron las que pasó allí dentro.
Así que la niña está libre, pero con la condición de realizar 12 jornadas en la morgue, más cuatro sesiones de terapia antes del 14 de diciembre, y luego, otras tantas cada mes hasta completar 53 de morgue y 18 de terapia. Si incumple una sola de ellas, tendrá que cumplir 370 días en la cárcel. Y de esas, si las tiene que hacer, las hará sin poder escaquearse. Eso sí, me da a mí que tenemos todavía mucho que hablar sobre esto.
Vía | www.people.com
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